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La caída de la moneda única: ¿cuáles son las consecuencias de la paridad del euro con el dólar?

El pasado martes 12 de julio el euro alcanzó la paridad con el dolar por primera vez en veinte años. En este artículo, te contamos cuáles son las causas de la depreciación del euro y sus consecuencias.

La caída de la moneda única: ¿cuáles son las consecuencias de la paridad del euro con el dólar?

13/7/2022

El pasado martes 12 de julio, y tras varias semanas encadenando mínimos, el euro alcanzó la paridad con el dólar, una situación que no se veía desde 2002. O lo que es lo mismo: este martes, por primera vez en veinte años, el euro alcanzó un tipo de cambio de uno a uno y valió lo mismo que la divisa estadounidense.

Durante la jornada del martes, el euro alcanzó alrededor de las 11:45 horas la paridad con el dólar, tras experimentar una caída del 0,4% respecto al cierre del lunes, según los datos de Bloomberg.

La equivalencia se produjo poco después de que el Centro de Investigaciones Económicas Europeas de Leibniz (ZWE, según sus siglas en inglés) diese a conocer que la confianza de los inversores alemanes había empeorado por debajo de los niveles registrados en marzo de 2020, al inicio de la pandemia de la Covid-19, a raíz de la preocupación por el suministro de energía.

Y aunque en esa misma jornada del martes el euro logró rebotar ligeramente para intercambiarse por 1,0066 dólares al cierre de los mercados del Viejo Continente, las perspectivas de cara al futuro no son alentadoras. 

A pesar de que el sorpasso del billete verde a la moneda única todavía puede tardar unos días en producirse, la mayoría de expertos y analistas creen que ya es inevitable, aunque aún no se sabe cuándo sucederá.

La reunión que el Banco Central Europeo (BCE) mantendrá el próximo 21 de julio para subir los tipos de interés, algo que no sucedía desde 2011, cobra ahora especial relevancia, ya que las políticas que allí se aprueben determinarán el destino de la moneda única, y de toda la zona euro, de cara a los próximos meses. 

El miedo en Europa y la paridad del euro con el dólar 

Aunque en las últimas semanas la depreciación del euro se ha acentuado y ha alcanzado cifras que no se veían desde hacía dos décadas, la moneda comunitaria lleva meses encerrada en una espiral bajista que no parece que vaya a finalizar en el futuro próximo. 

En lo que llevamos de año, se calcula que el valor del euro ha caído alrededor de un 15% con respecto al dólar.

A cierre de 2021, año en el que la moneda única, que había empezado a repuntar tras los confinamientos de 2020, experimentó una caída interanual aproximadamente un 4,7%, el euro se cambiaba por unos 1,13 dólares, frente a la práctica equivalencia en la que ambas divisas se mueven ahora. 

El cambio a 1,13 dólares con el que el euro cerró el ejercicio de 2021 se mantuvo relativamente estable durante los primeros meses de 2022, cuando la moneda única osciló entre un rango de entre 1,11 y 1,15 dólares.

Sin embargo, el estallido a finales de febrero de la guerra de Ucrania rompió esta tendencia, frenando de golpe la recuperación económica tras la crisis de la Covid-19 y  catapultando al euro hacia la equivalencia con el dólar. 

La guerra de Ucrania y las sanciones impuestas a Rusia por la invasión han impactado negativamente en los precios y los mercados y han arrojado multitud de dudas sobre el futuro de la economía de la zona euro, levantando el miedo a una posible recesión que ha envenenado la cotización de la moneda única. 

Los problemas del suministro de gas avivan los temores

Este miedo ha aumentado en las últimas semanas, después de que el pasado mes de junio Rusia decidiese reducir en un 60% el volumen de gas que suministra al Viejo Continente a través del gaseoducto Nord Stream. 

Anteriormente, el Kremlin ya había anunciado que reduciría a un 40% el suministro de gas a Europa por la demora en las reparaciones por parte de la empresa alemana Siemens, una justificación que desde Alemania ven como un pretexto para aumentar la incertidumbre y los precios. 

Aunque desde Bruselas, en consonancia con Berlín, anunciaron que esta reducción no amenazaría a la seguridad del suministro, el corte temporal de uno de los gasoductos que conforman el Nord Stream, el Nord Stream 1, la conexión más importante para el suministro de gas natural para el país germano, ha avivado los peores temores del país germano.  

A pesar de que este cierre se realiza todos los años para asegurar el buen funcionamiento de la instalación, desde Alemania temen que se extienda más allá de los diez días previstos y pase a ser indefinido. De ocurrir, los expertos vaticinan que la primera economía europea entraría en recesión.

Dependencia e independencia energética

Las sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania no solo han afectado al flujo de gas natural a Europa, sino también a las importaciones europeas de petróleo y, consecuentemente, al precio de los combustibles

De acuerdo a los datos de Eurostat, el Viejo Continente importa alrededor de un 26,9% de petróleo de Moscú, que también le suministra en torno a un 46,7% del carbón. 

El Kremlin es, en ambos casos, y al igual que ocurre con el gas, el principal socio del bloque comunitario, lo que implica que, pese a la existencia de otras alternativas, actualmente Europa es muy dependiente de la energía rusa

Esta dependencia representa una debilidad intrínseca del euro frente al dólar. Además de contar con la ventaja geográfica de encontrarse en un continente distinto al que está viviendo la guerra, Estados Unidos es uno de los mayores productores de petróleo del mundo y un exportador neto de gas natural, por lo que, a diferencia de Europa, no depende del Kremlin. 

De hecho, a principios del pasado mes de marzo el país prohibió las importaciones de petróleo y gas ruso, una muestra de independencia que lo desliga de los problemas de suministro que afectan al Viejo Continente, que no puede permitirse el lujo de desprenderse de Moscú.

El papel del Banco Central Europeo en la paridad del euro con el dólar

Otro factor que ha ayudado a que el euro haya alcanzado la equivalencia con el dólar ha sido la rapidez con la que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) ha actuado frente al Banco Central Europeo (BCE), endureciendo su política monetaria para luchar contra la inflación.

A principios de marzo, la FED, el banco central estadounidense, aprobó la primera subida de los tipos de interés del país desde diciembre de 2018. En concreto, el organismo decretó una subida de 0,25 puntos porcentuales de la tasa de referencia, lo que situó los intereses entre un 0,25% y un 0,5%.

Meses después, en mayo, el organismo decretó un aumento de 0,50% puntos porcentuales de los tipos de interés, que se situaron en una horquilla de entre el 0,75% y 1%. 

Este incremento supuso la mayor alza del precio del dinero desde el año 2000. Poco después, en junio, la FED anunció una nueva subida de 0,75 puntos del tipo de interés oficial, el mayor incremento de los últimos 28 años, que situó los tipos de interés estadounidenses en un rango de entre 1,5% y el 1,75%. Además, adelantó que, de cara al futuro, tiene previsto aplicar más subidas.

El alza de los tipos de interés llevado a cabo por la FED tiene el objetivo de luchar contra la inflación, que en mayor se situó en un 8,6%, y afecta directamente a los bolsillos de los consumidores, que deberán pagar más por sus productos financieros, como los préstamos personales, las hipotecas o las tarjetas de crédito

No obstante, también sirve para fortalecer al dólar y atraer a los inversores, que concentran más recursos en esta divisa y la revalorizan frente al resto. 

La agresividad de las políticas de la FED contrasta con la lentitud con la que se ha movido el BCE, que hasta el momento no ha subido los tipos de interés a pesar de la alta inflación que asola al  Viejo Continente. 

Como resultado, muchos inversores, ante el temor a una recesión y los problemas de suministro energético que afectan a Europa, han decidido refugiar su dinero en la divisa estadounidense, lo que ha ayudado a que ambas monedas alcancen la paridad. 

El próximo 21 de julio, el BCE se reunirá y aumentará los tres tipos de interés clave de la UE en 0,25 puntos porcentuales, en lo que es la primera subida de los últimos once años. 

De cara a septiembre, además, planean otro incremento, que, en base a la perspectiva de la inflación a mediano plazo, podría ser mayor que el de julio. No obstante, los expertos apuntan a que la paridad se mantendrá mientras la política del FED sea más agresiva que la del BCE. 

¿Cómo afecta a la economía la paridad del euro con el dólar? 

La paridad del euro con el dólar implica que, actualmente, cada euro al cambio equivale a menos dólares que antaño. Si antes, por ejemplo, se pagaban unos 67 euros por 100 dólares, ahora esta diferencia ya no existe, y lo que ahora cuesta 100 dólares cuesta también 100 euros. 

Estos cambios tienen importantes consecuencias para la economía, ya que afecta a dos importantes sectores económicos: el comercio y el turismo

En concreto, la paridad entre ambas divisas puede favorecer al sector turístico europeo, ya que viajar a Europa desde Estados Unidos será más barato que antes. 

Además, al recibir al cambio más euros por sus dólares que antaño, los estadounidenses pueden aprovechar este incremento de poder adquisitivo para gastar más, lo que supondría unos ingresos extra para los hoteles, comercios y establecimientos. 

Por el contrario, viajar a Estados Unidos será ahora más caro para los europeos, que ya no podrán cruzar el Atlántico en busca de “gangas”.  

A nivel comercial, la equivalencia entre ambas divisas afecta tanto a las exportaciones como a las importaciones. El hecho de que el euro valga menos que el dólar puede favorecer las exportaciones del Viejo Continente, que ofrecerá sus productos a un precio más reducido y tendrá más facilidades para situarlos en el mercado. 

Sin embargo, la paridad también encarece todas las importaciones que la zona euro pague en dólares, un hecho que cobra especial importancia si se tiene en cuenta que Europa, sumida en un caos energético, paga sus importaciones de gas y petróleo en dólares.

Este encarecimiento de las importaciones afecta a la balanza comercial del Viejo Continente y tiene efectos negativos sobre la inflación, que en Europa se sitúa en torno a un 8,6%.

Al tener que pagar más por los productos que se cobran en dólares, donde se pueden incluir diversas materias primas, los artículos llegarán a las tiendas con un sobreprecio para que las compañías puedan mantener sus márgenes de beneficio.

Esto, inevitablemente, aumentará la inflación de la zona euro, ya que reducirá el poder adquisitivo de los consumidores, que tendrán que asumir mayores costes por su cesta de la compra. Es decir: seremos cada vez más pobres

PREGUNTAS FRECUENTES Y RESPUESTAS

Respuestas a las preguntas más habituales sobre cuáles son las consecuencias de la paridad del euro con el dólar

La paridad del euro con el dólar supone que el euro ha alcanzado un tipo de cambio de uno a uno y vale lo mismo que la divisa estadounidense, lo que implica que, actualmente, cada euro al cambio equivale a menos dólares que antaño.

La paridad del euro con el dólar se alcanzó momentáneamente el pasado martes 12 de julio, aunque en esa misma jornada del martes el euro logró rebotar ligeramente para intercambiarse por 1,0066 dólares al cierre de los mercados del Viejo Continente.

Aunque en las últimas semanas la depreciación del euro se ha acentuado y ha alcanzado cifras que no se veían desde hacía dos décadas, el euro se encuentra sumido en una espiral bajista desde hace meses. En concreto, en lo que llevamos de año, se calcula que la moneda única se ha depreciado alrededor de un 15%, pasando de un cambio a 1,13 dólares a la práctica paridad.

Los motivos que han llevado a la depreciación del euro son varios, entre los que destaca el temor a la recesión que se vive en Europa desde el inicio de la guerra de Ucrania, la crisis energética como consecuencia del conflicto y las sanciones impuestas a Rusia o la diferencia en las políticas de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo.

La paridad del euro con el dólar tiene consecuencias para la economía de Europa, ya que afecta tanto al turismo como al comercio. Además, tiene efectos sobre la inflación, lo que empeora la economía de los ciudadanos.