¿Qué es son los ETF o fondo de inversión cotizados y cuáles son sus riesgos y ventajas?
Los ETF son fondos financieros que han ganado una destacable popularidad en los últimos años. En este artículo, te contamos cuáles son sus riesgos y ventajas.

29/7/2022
¿Has oído hablar alguna vez de los ETF? Uno de los consejos que más se repiten cuando se habla de salud financiera y de aumentar nuestros ahorros es el de invertir en activos que puedan generar rentabilidad, pero elegir entre la gran variedad de opciones que hay en el mercado financiero puede ser extremadamente complicado, sobre todo si se tienen pocos conocimientos sobre el mundo bursátil.
Los ETF, siglas de Exchange Trade Fund, son un producto que en España se conoce como fondos de inversión cotizados o fondos cotizados y que se caracteriza por cabalgar a medio camino entre los fondos de inversión y las acciones.
Creados a principios de la década de los 90 en Norteamérica, cuando la Bolsa de Toronto decidió lanzarlos al mercado como una alternativa a los fondos de inversión tradicionales y a los mercados de derivados, este producto aterrizó en Europa a comienzos de los 2000 y desde entonces han aumentado su popularidad hasta convertirse en una de las alternativas de inversión más destacadas del mercado.
En este artículo, te contamos qué son exactamente los ETF y cuáles son sus riesgos y ventajas.
Los ETF o fondos de inversión cotizados
Los ETF, conocidos en español como fondos de inversión cotizados y en inglés como exchange trade fund, son fondos de inversión que se negocian en mercados secundarios de valores, donde pueden venderse y comprarse como las acciones o los bonos.
Estos productos nacieron en la década de los 90, cuando la Bolsa de Toronto los lanzó al mercado para satisfacer la demanda de los inversores que querían acceder a cestas de acciones sin recurrir a los fondos de inversión tradicionales o a los mercados derivados.
Poco después, en el año 2000, los ETF llegaron a Europa gracias a la Bolsa de Frankfurt y la Bolsa de Londres y seis años después, en 2006, comenzaron a operar en España, amparados por el Reglamento de Instituciones de Inversión Colectiva.
Al igual que los fondos de inversión, los ETF se encuadran dentro de la categoría de instituciones de inversión colectiva (IIC), lo que implica que sus inversores pueden acceder a una amplia variedad de instrumentos financieros y activos.
Estos productos tienen el objetivo de replicar la composición y comportamiento de un determinado índice de referencia, como puede ser el Ibex-35, ya sea de manera física o sintética.
Réplica física: conocida también como réplica directa, consiste en la compra de los valores de las sociedades que pertenecen al índice y que se quieren replicar, con el objetivo de que la composición y peso valores de la cartera del fondo sean lo más cercanos posibles a los del índice. En estos casos, los inversores tienen la opción de comprar la totalidad de los componentes del índice o de adquirir solo una muestra, y los valores se van ajustando periódicamente para replicar los cambios que se produzcan en el índice de referencia.
Réplica sintética: conocida también como réplica indirecta, se basa en la utilización de instrumentos de financiación derivados para replicar el índice de referencia. En estos casos, los inversores no adquieren los valores del índice, sino que reciben un rendimiento igual al del índice replicado al que se le resta una comisión correspondiente al instrumento derivado. Suele ser un método más complejo y arriesgado que la réplica física.
Los tipos de ETF
Además de clasificarlos respecto a sus políticas de inversión, dentro de los ETF podemos diferenciar entre varios tipos según la estrategia que plantean para replicar el índice, tal y como señalan desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Así, podemos distinguir entre los ETF que siguen la evolución del mercado, los ETF inversos o de exposición inversa al mercado y los ETF apalancados.
Los ETF que siguen la evolución del mercado son aquellos que replican el comportamiento del índice de referencia, de tal forma que, si el índice sube, el valor del fondo se incrementará, mientras que si baja, el valor descenderá.
Los ETF inversos, tal y como su propio nombre indica, son aquellos que replican el comportamiento del índice de forma inversa. En estos casos, la rentabilidad será positiva cuando el índice pierda cotización, y negativa cuando lo gane, y se calculará diariamente.
Los ETF apalancados, finalmente, son aquellos que replican el índice en una determinada proporción o apalancamiento, lo que implica que las ganancias y pérdidas variarán en función del grado de apalancamiento (por ejemplo, si el grado de apalancamiento es de dos, tanto las ganancias como las pérdidas se duplicarán).
Estos ETF se encuentran dentro de la categoría de ETF sintéticos y son los que tienen mayores riesgos. Su rentabilidad se calcula diariamente, en función de la evolución del índice a lo largo del día.
ETF que siguen la evolución del mercado: son los que replican el comportamiento del índice de referencia.
ETF inversos: son los que se comportan de manera inversa al índice de referencia.
ETF apalancados: son los que evolucionan en función de una determinada proporción o apalancamiento.
¿Cuáles son las ventajas y riesgos de los ETF?
Al igual que ocurre con cualquier otro activo financiero, los ETF ofrecen tanto ventajas como riesgos al inversor que conviene conocer antes de decidirse a invertir en ellos.
Desde un punto de vista positivo, los ETF se caracterizan por ser muy accesibles, ya que se puede acceder a ellos invirtiendo pequeñas cantidades de dinero. Estos productos permiten que sus usuarios puedan invertir en multitud de valores, evitando así la concentración y reduciendo los riesgos de la inversión global. Además, dan la opción de que los usuarios puedan participar en la evolución de un índice de referencia sin necesidad de invertir en todos los valores que lo componen.
La operativa de compra y venta de los ETF es semejante a la de las acciones, ya que sus participaciones se negocian en tiempo real durante el horario de negociación bursátil. Como consecuencia, los inversores pueden invertir y desinvertir en cualquier momento de este horario e incluso realizar varias operaciones al día.
El hecho de que las participaciones se negocien en tiempo real convierte a los ETF en productos transparentes, lo que permite que los inversores tengan una mayor certeza del precio en el que se va a realizar la compra o venta, ya que este será muy semejante al del último valor indicativo publicado antes de la orden del día.
Estos productos cuentan con especialistas y entidades que fomentan su liquidez y mantienen precios de compra y venta a lo largo de toda la sesión bursátil. No obstante, sus costes son muchas veces inferiores a los de otros productos de inversión, ya que su gestión es mucho más sencilla.
Los usuarios de los ETF pueden apalancar la inversión con respecto al índice de referencia, e incluso invertir a la baja si lo consideran. Además, cuentan con la posibilidad de recibir dividendos, que se sumarían a los beneficios obtenidos por el aumento del precio del producto.
Accesibilidad: se pueden acceder a ellos invirtiendo pequeñas cantidades.
Diversificación: los inversores pueden invertir en distintos valores y evitar la concentración.
Inversión en tiempo real: los inversores pueden invertir y desinvertir en cualquier momento dentro del horario de negociación bursátil.
Transparentes: los inversores pueden conocer con mayor exactitud el precio en el que se va a realizar la compra o venta.
Costes reducidos: al tener una gestión más sencilla, sus costes son más baratos que los de otros productos de inversión.
Posibilidad de obtener dividendos: los inversores pueden cobrar dividendos.
Al igual que cualquier otro producto de inversión, los ETF no ofrecen ninguna garantía al usuario, por lo que siempre existirá el riesgo de perder el capital invertido. En este sentido, conviene recordar que con estos productos no se invierte directamente en el índice de referencia, sino que se busca replicar su comportamiento, por lo que cabe la posibilidad de que las inversiones se desvíen del objetivo.
Además, en caso de que el índice de referencia y el ETF coticen en divisas distintas, también habrá que asumir un riesgo derivado de las posibles fluctuaciones de los tipos de cambio.
PREGUNTAS FRECUENTES Y RESPUESTAS
Respuestas a las preguntas más habituales sobre qué son los ETF y cuáles son sus riesgos y ventajas
Los ETF, conocidos en español como fondos de inversión cotizados y en inglés como exchange trade fund, son fondos de inversión que se negocian en mercados secundarios de valores, donde pueden venderse y comprarse como las acciones o los bonos.
Estos fondos se encuadran dentro de la categoría de instituciones de inversión colectiva (IIC), lo que implica que sus inversores pueden acceder a una amplia variedad de instrumentos financieros y activos.
Los ETF tienen el objetivo de replicar la composición y comportamiento de un determinado índice de referencia, como puede ser el Ibex-35, ya sea de manera física o sintética.
Una réplica física se basa en la compra de los valores de las sociedades que pertenecen al índice y que se quieren replicar, con el objetivo de que la composición y peso valores de la cartera del fondo sean lo más cercanos posibles a los del índice. Una réplica sintética, en cambio, se basa en la utilización de instrumentos de financiación derivados para replicar el índice de referencia.
Podemos distinguir tres tipos de ETF: los ETF que siguen la evolución del mercado, los ETF inversos o de exposición inversa al mercado y los ETF apalancados.
Los ETF que siguen la evolución del mercado son aquellos que replican el comportamiento del índice de referencia. Los inversos son aquellos que evolucionan de manera inversa al mercado. Y los apalancados son aquellos que replican el índice en una determinada proporción o apalancamiento.
Los ETF son productos que se caracterizan por su accesibilidad, transparencia y diversificación. Además, permiten realizar inversiones en tiempo real, dan la opción a que los inversores adquieran dividendos y tienen unos costes más reducidos que los de otros fondos.
Sí. Al igual que cualquier otro producto de inversión, los ETF no ofrecen ninguna garantía al usuario, por lo que siempre existirá el riesgo de perder el capital invertido. Además, en caso de que el índice de referencia y el ETF coticen en divisas distintas, también habrá que asumir un riesgo derivado de las posibles fluctuaciones de los tipos de cambio.
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